sábado, 1 de noviembre de 2008

Hermosillo. De Porfiristas a Modernos.

Jesús Félix Uribe García.

INTRODUCCIÓN.

Todas las ciudades del mundo están fragmentadas, y los están, por el simple hecho de que se mueven en el tiempo. El tiempo transcurre en los cambios sociales, en las nuevas propuestas de relaciones que llevaron a la ciudad del porfirismo al período posterior a la revolución de 1910, por citar un ejemplo. Cada propuesta de relaciones sociales transforma el espacio y convierte en fragmentos lo existente. Lo contrario sería la ciudad integral, la utopía, la ciudad que detiene el tiempo y el espacio. Cada fragmento es un momento en el tiempo que alteró el espacio con sus propuestas de relaciones sociales, con su visión del universo. En nuestra ciudad quedan los fragmentos de de otras formas de ser, de otros “modos” de percibir el espacio. Afirmar que Hermosillo es una ciudad fragmentada es decir nada, lo importante es analizar el proceso en el cual se fueron incorporando aquellas calidades espaciales y las alteraciones producidas. Los fragmentos que los tiempos pasados han dejado en nuestra ciudad los encontramos, físicamente, en la misma ciudad, y en el relato literario que construyó los intangibles con los cuales podemos apreciar las formas en sí.En la ciudad encontramos los fragmentos de los deshabitados y viejos edificios del período porfirista, a los que se agregaron ya las propuestas de la modernidad de la primera mitad del siglo XIX. Algunos de ellos renovados, unos de buena manera y otros no tanto, quedan en la llamada trama urbana. Entramos a ellos en un tiempo distinto, en un discurso diferente que reconstruye el espacio según nuestras necesidades, según nuestra funcionalista forma de construir y percibir. Despojados del mobiliario, de las porcelanas y bronces, despojados de los tapetes y cortinas, con los murales manchados y corroídos por el tiempo, sólo son huecos cascarones que mueven más la fantasía que la comprensión de los tiempos idos. Tal vez en eso consista su calidad de fragmento. En un espacio que perdió su discurso o que lo está construyendo para incorporarlo a la ciudad. Porque los fragmentos no son sólo los restos, habitados o no, del pasado. Son también los espacios que se van integrando a la ciudad. Es la dinámica de la ciudad. La tensión formada por esas dos fuerzas, una jalando hacia los recursos de la memoria y la otra hacia las posibilidades de un futuro promisorio.Por otra parte, es común en nuestro medio utilizar el término “porfirista” para referirnos a la arquitectura edificada durante este período, lo mismo sucede con la arquitectura moderna que ha sido calificada como estilo “nacionalista”. En el sentido estricto de los conceptos, el porfirismo y el nacionalismo son períodos históricos y no identificación de formas arquitectónicas. El estilo, en tal sentido, hace referencia a una geometría, el porfirismo y el nacionalismo a organizaciones sociales que incluyen todos los “modos” de expresión, incluyendo la arquitectura. Es necesario revalorar el estilo arquitectónico en su expresión geométrica, en el juego de formas y volúmenes y, en un doble juego, analizar las expresiones sociales que son acordes a dichas formas arquitectónicas. Porque el estilo va más allá del mero manejo formal, en palabras del arquitecto Norberto Chávez, el estilo “no se limita a regular el producto u objeto cultural sino también los usos del sujeto: el estilo configura al propio sujeto cultural como tal”. Tal vez en este doble juego de lo que es el estilo, expliquemos el uso de conceptos históricos que hacen referencia a períodos como el porfirismo o el nacionalismo. Sin embargo, considero que es necesario diferenciar al estilo como una forma de vida que engloba todo, de lo que es meramente el estilo arquitectónico.Los cambios de estilo fragmentan lo hecho en los tiempos pasados. Quedan en la ciudad como testigos de otras formas, de otros “modos” de entablar la conversación, de los gestos que acomodan los objetos propios dentro del espacio. Por eso es importante considerar el pasado inmediato al momento de entrada a una nueva forma de relaciones sociales. Hermosillo entra en el período porfirista de una manera muy diferente a como lo hicieran las ciudades del centro del país. Una pequeña población, casi rallando en una aldea, sitiada por comunidades indígenas hostiles a la sociedad occidentalizada, lejana de todo. Y al decir lejana, no es sólo para hacer referencia a la distancia, sino lejana a las formas consideradas ya como urbanas en aquellas ciudades. Esta doble lejanía, le dará al Hermosillo porfirista una particularidad muy especial. Porque los cambios incluyen lo que existía. Quedan en el comportamiento de sus vecinos, y así participan en la generación de nuevos espacios.Aquí entra en juego el concepto de región, entendido como una respuesta particular, regional, a las propuestas hechas por la cultura occidental. En que momento y bajo que circunstancias se van adaptando y asimilando las formas arquitectónicas y las técnicas constructivas y, por ende, alterando el estilo en el concepto amplio manejado por el citado arquitecto Chávez. Este es el punto de partida del presente trabajo. Es ya sabido que el modernismo es una respuesta a la decadente Europa decimonónica. Por aquellos rumbos, los arquitectos y constructores elaboraban un cuerpo teórico acorde a los nuevos tiempos, racionalismo versus decadentismo. En nuestro país, se toma como una respuesta a la arquitectura del período porfirista, fuertemente relacionada con el decadentismo europeo. Sin embargo, los arquitectos que trabajaron dentro del régimen de Porfirio Díaz, ya manejaban las propuestas de la arquitectura moderna. En nuestra región, y más preciso, en nuestra ciudad, las propuestas de la arquitectura identificada con el porfirismo, parecen entra tardíamente. Lo mismo sucede con la llamada modernidad y sus “ismos”. La respuesta parece estar en la entrada de la población a un movimiento comercial que la comunicara con el exterior. Sin embargo, dicho movimiento empieza a darse desde mediados del siglo XIX, sin incorporar de manera sustancial las formas arquitectónicas. Los viajeros extranjeros que describieron la población por aquellos tiempos, relatan algunas construcciones aisladas que identifican como “modernas”.

No hay comentarios: