martes, 4 de noviembre de 2008

UNIVERSIDAD. ESPACIO Y ARQUITECTURA
Jesús Félix Uribe García.
1º Edición. Universidad de Sonora. 1996.
27.5 Cm. 145 Pp. Fotos.

A través de los milenios, desde que el hombre colocó la primera piedra sobre piedra hasta que definió una serie de reglas para la construcción de los espacios, la arquitectura ha tenido múltiples definiciones; sin embargo, ha mantenido como constante albergar las actividades del hombre. La gran variedad de espacios, de estructuras, de edificios, es el resultado temporal de estas actividades, que se han mantenido, se han enriquecido o han desaparecido. En los dos primeros casos, la arquitectura se plantea como una actividad creativa que da respuestas a las necesidades materiales y estéticas. En el último de los casos, el producto arquitectónico que nos habla de civilizaciones desaparecidas, llega a convertirse en paradigmas, en modelos que se retoman de tiempo en tiempo. Tenemos el caso de la arquitectura maya, que aportó una gran riqueza a la ornamentación del Art Deco.
La historia de la arquitectura de la Universidad de Sonora, se explica por el momento histórico en cada una de sus propuestas. La propuesta universal se enfrenta a las motivaciones regionales. El caudillismo de los primeros gobernantes pos-revolucionarios, buscando recuperar el control regional, y que fracasa ante los embates de la integración nacional; pasa posteriormente al "espíritu" empresarial de los cincuenta y sesenta, para llegar al "populismo" de los setenta, en un recorrido paralelo a la formación de los espacios arquitectónicos y urbanos de la Universidad de Sonora.
En sus primeros tiempos y edificios, el nacionalismo arquitectónico, como ideología y práctica, trajo la histórica sobriedad de Rectoría, y la monumentalidad del edificio del Museo y Biblioteca. Dispuso de ellos como símbolos en las orillas de un pueblo que suspiraba por los viejos tiempos de fin de siglo; los edificó como un llamado de atención para integrarse al presente y lanzarse al futuro. Sentadas las bases del nacionalismo, la reconstrucción económica nos lanza al sentido empresarial. No es casual que en estos momentos el funcionalismo organice los nuevos espacios arquitectónicos.
Es la "época dorada" de la Universidad. Los maestros, profesionistas en el ejercicio de su profesión, médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, etcétera, ejercían el oficio de educadores. Tiempos de un provinciano Hermosillo presenciando la "danza de los catres", del cuarto al corral o a la banqueta y de estos lugares al cuarto, al anochecer y al amanecer, respectivamente. Época de dorados recuerdos por el trato familiar de sus vecinos, perdido ante el notable crecimiento de la ciudad.
Vendrán los setenta, recibiendo e integrando a gentes venidas de todas latitudes, con una variedad de costumbres y "modos de hablar", transformando por completo el espacio urbano. Aumenta la demanda por educación superior, exigiendo la construcción de los espacios universitarios. Es la "masificación" de la educación, resuelta con la construcción de edificios bajo el concepto de la prefabricación. Edificios "tipo" que unificaron la calidad de los espacios, diferenciando sólo aquellos con funciones especiales.

sábado, 1 de noviembre de 2008

SONORA PUEBLOS Y CAMINOS.
Jesús Félix Uribe García.
1º Edición. La Diligencia. 1993.
21 Cm. 77 Pp. Mapa.

Prólogo.

La historia poblacional de Sonora en los tiempos modernos, debe empezar por encontrar y definir las causas externas que modificaron el espacio regional. Con la conquista de los misioneros durante la época colonial, se fundaron centenares de pueblos en la región serrana a la vera de los ríos. Las comunicaciones iban por la sierra a Chihuahua para, después, internarse hacia el centro del país. Algunos puntos en el litoral del golfo de California, como Algodones o la desembocadura del río Mayo, se comunicaban por mar a otros puntos en la península de Baja California.Con el recorrimiento de los norteamericanos hacia el oeste, y el aumento del movimiento marítimo internacional, se formaron dos "fronteras" de Sonora con el mundo. A través de la frontera con Arizona y del litoral del golfo de California, se trazan caminos, rutas y vías de todo tipo que cruzarán a Sonora por las planicies costeras, formando un nuevo sistema regional de comunicaciones. Los caminos como formadores de pueblos, aparecen entonces como prolongaciones de las rutas del comercio internacional. El resultado es un cambio notable en la cuestión poblacional y urbana. Mientras tanto, la frontera hacia el este, con Chihuahua, resentía cada vez más el olvido de sus caminos.Los pueblos, villas y ciudades que resultan de este proceso irá combinando los viejos espacios con las nuevas formas de relaciones sociales. Este trabajo tiene la intención de ver estos cambios en el concepto de pueblo, apoyado en el estudio de las comunicaciones, trataremos de ver como se transforma el espacio regional, primero, y los tipos de poblaciones que surgen, así como las influencias urbanas y arquitectónicas que reciben del exterior.En una primera parte, veremos los apartados "El Mar" y "La Frontera Norte", ambas como líneas por las cuales cruzan nuevos caminos y líneas marítimas que van formando una nueva trama de comunicaciones.Es necesario identificarse con un concepto de historia regional, con el fin de dejar en claro la intención de este trabajo. La historia regional no es la historia de una región en sí, sino la formación de esta región conforme a los acontecimientos del mundo. En la medida que logren explicarse los acontecimientos regionales con el transfondo de los universales, iremos definiendo una región. Cada región del mundo tuvo una respuesta particular a la Revolución Industrial, por ejemplo, y esta respuesta es la que la identifica como tal.Este trabajo es sólo un intento preliminar por encontrar la historia espacial de Sonora. Queda mucho por hacer para llegar a la comprensión del como se formaron las diferentes regiones del Estado. El mismo Estado no termina en sus límites, algunas regiones se ven afectadas por los vecinos, como es el caso de San Luís Río Colorado, que ha mantenido una estrecha relación con Baja California. Los círculos se van ampliando hasta llegar a regiones que están allende los mares y océanos. Es necesario pues, ampliar las investigaciones históricas sobre el tema de las formaciones regionales. Queda este pequeño esfuerzo esperando esperando aclare en algo la historia espacial de Sonora.

Hermosillo. De Porfiristas a Modernos.

Jesús Félix Uribe García.

INTRODUCCIÓN.

Todas las ciudades del mundo están fragmentadas, y los están, por el simple hecho de que se mueven en el tiempo. El tiempo transcurre en los cambios sociales, en las nuevas propuestas de relaciones que llevaron a la ciudad del porfirismo al período posterior a la revolución de 1910, por citar un ejemplo. Cada propuesta de relaciones sociales transforma el espacio y convierte en fragmentos lo existente. Lo contrario sería la ciudad integral, la utopía, la ciudad que detiene el tiempo y el espacio. Cada fragmento es un momento en el tiempo que alteró el espacio con sus propuestas de relaciones sociales, con su visión del universo. En nuestra ciudad quedan los fragmentos de de otras formas de ser, de otros “modos” de percibir el espacio. Afirmar que Hermosillo es una ciudad fragmentada es decir nada, lo importante es analizar el proceso en el cual se fueron incorporando aquellas calidades espaciales y las alteraciones producidas. Los fragmentos que los tiempos pasados han dejado en nuestra ciudad los encontramos, físicamente, en la misma ciudad, y en el relato literario que construyó los intangibles con los cuales podemos apreciar las formas en sí.En la ciudad encontramos los fragmentos de los deshabitados y viejos edificios del período porfirista, a los que se agregaron ya las propuestas de la modernidad de la primera mitad del siglo XIX. Algunos de ellos renovados, unos de buena manera y otros no tanto, quedan en la llamada trama urbana. Entramos a ellos en un tiempo distinto, en un discurso diferente que reconstruye el espacio según nuestras necesidades, según nuestra funcionalista forma de construir y percibir. Despojados del mobiliario, de las porcelanas y bronces, despojados de los tapetes y cortinas, con los murales manchados y corroídos por el tiempo, sólo son huecos cascarones que mueven más la fantasía que la comprensión de los tiempos idos. Tal vez en eso consista su calidad de fragmento. En un espacio que perdió su discurso o que lo está construyendo para incorporarlo a la ciudad. Porque los fragmentos no son sólo los restos, habitados o no, del pasado. Son también los espacios que se van integrando a la ciudad. Es la dinámica de la ciudad. La tensión formada por esas dos fuerzas, una jalando hacia los recursos de la memoria y la otra hacia las posibilidades de un futuro promisorio.Por otra parte, es común en nuestro medio utilizar el término “porfirista” para referirnos a la arquitectura edificada durante este período, lo mismo sucede con la arquitectura moderna que ha sido calificada como estilo “nacionalista”. En el sentido estricto de los conceptos, el porfirismo y el nacionalismo son períodos históricos y no identificación de formas arquitectónicas. El estilo, en tal sentido, hace referencia a una geometría, el porfirismo y el nacionalismo a organizaciones sociales que incluyen todos los “modos” de expresión, incluyendo la arquitectura. Es necesario revalorar el estilo arquitectónico en su expresión geométrica, en el juego de formas y volúmenes y, en un doble juego, analizar las expresiones sociales que son acordes a dichas formas arquitectónicas. Porque el estilo va más allá del mero manejo formal, en palabras del arquitecto Norberto Chávez, el estilo “no se limita a regular el producto u objeto cultural sino también los usos del sujeto: el estilo configura al propio sujeto cultural como tal”. Tal vez en este doble juego de lo que es el estilo, expliquemos el uso de conceptos históricos que hacen referencia a períodos como el porfirismo o el nacionalismo. Sin embargo, considero que es necesario diferenciar al estilo como una forma de vida que engloba todo, de lo que es meramente el estilo arquitectónico.Los cambios de estilo fragmentan lo hecho en los tiempos pasados. Quedan en la ciudad como testigos de otras formas, de otros “modos” de entablar la conversación, de los gestos que acomodan los objetos propios dentro del espacio. Por eso es importante considerar el pasado inmediato al momento de entrada a una nueva forma de relaciones sociales. Hermosillo entra en el período porfirista de una manera muy diferente a como lo hicieran las ciudades del centro del país. Una pequeña población, casi rallando en una aldea, sitiada por comunidades indígenas hostiles a la sociedad occidentalizada, lejana de todo. Y al decir lejana, no es sólo para hacer referencia a la distancia, sino lejana a las formas consideradas ya como urbanas en aquellas ciudades. Esta doble lejanía, le dará al Hermosillo porfirista una particularidad muy especial. Porque los cambios incluyen lo que existía. Quedan en el comportamiento de sus vecinos, y así participan en la generación de nuevos espacios.Aquí entra en juego el concepto de región, entendido como una respuesta particular, regional, a las propuestas hechas por la cultura occidental. En que momento y bajo que circunstancias se van adaptando y asimilando las formas arquitectónicas y las técnicas constructivas y, por ende, alterando el estilo en el concepto amplio manejado por el citado arquitecto Chávez. Este es el punto de partida del presente trabajo. Es ya sabido que el modernismo es una respuesta a la decadente Europa decimonónica. Por aquellos rumbos, los arquitectos y constructores elaboraban un cuerpo teórico acorde a los nuevos tiempos, racionalismo versus decadentismo. En nuestro país, se toma como una respuesta a la arquitectura del período porfirista, fuertemente relacionada con el decadentismo europeo. Sin embargo, los arquitectos que trabajaron dentro del régimen de Porfirio Díaz, ya manejaban las propuestas de la arquitectura moderna. En nuestra región, y más preciso, en nuestra ciudad, las propuestas de la arquitectura identificada con el porfirismo, parecen entra tardíamente. Lo mismo sucede con la llamada modernidad y sus “ismos”. La respuesta parece estar en la entrada de la población a un movimiento comercial que la comunicara con el exterior. Sin embargo, dicho movimiento empieza a darse desde mediados del siglo XIX, sin incorporar de manera sustancial las formas arquitectónicas. Los viajeros extranjeros que describieron la población por aquellos tiempos, relatan algunas construcciones aisladas que identifican como “modernas”.

Breve Historia Urbana de Hermosillo.

Jesús Félix Uribe García.
1º Edición. Sociedad Sonorense de Historia. 1987.
3º Edición. La Diligencia. 2005.
21 Cm. 53 Pp. Ilustraciones.


PROLOGO.

Varias rancherías, pueblos y villas han vivido en el sitio donde actualmente se levanta la población de Hermosillo. Sus calles han tomado cientos de cursos conforme se levantaban casas o se derrumbaban edificios, las plazas y paseos públicos cambian de ambiente en cuestión de años. Los rincones donde antaño disfrutaban la tarde tomando una taza de café pueden, al paso de una generación, convertirse en ruinas o centros comerciales. La historia de una ciudad es la historia de sus ambientes, formados por el diario vivir de sus habitantes, transformado por la adaptación de nuevos usos y costumbres.La historia del ambiente urbano es tan compleja como sean las relaciones sociales, cambiante de acuerdo a nuevos moldes y calidades espaciales creados o adquiridos. La historia del ambiente debemos buscarla en los pequeños detalles de la vida cotidiana, no pasar por alto hechos tan aparentemente simples como la inauguración de una cafetería, o las calles por donde "pasaban" los desfiles. Ambos acontecimientos dan al espacio un sentido distinto, lo transforman al convertir el lugar y calles en centros de reunión. El ambiente está formado más por las miles de personas que andan en las calles entrando y saliendo de edificios, bares, hospitales, dándole vida a las plazas, etcétera, que por algunos grandes hombres y sus hazañas. Aunque en determinados momentos algunos gobernantes, con visión urbana, pueden alterar por completo la estructura física de una población. Pero aun así, poco pueden hacer para evitar, por un largo período de tiempo, el que un grupo de alcohólicos o desempleados tomen una plaza como lugar de reunión.
Este trabajo es un primer intento por comprender la historia urbana de Hermosillo, buscando en los pequeños detalles de la vida diaria el motivo. Enmarcados en los acontecimientos de mayor importancia, la intervención francesa, la revolución mexicana y la década de 1940. Tratamos de periodizar de acuerdo a los momentos de esplendor urbano y a los períodos de decadencia, relacionándolos con las comunicaciones hacia el exterior. Los caminos, como formadores de ciudades, explican gran parte de su historia. Por ellos reciben el comercio y las noticias, por los caminos sale la producción que da vida a las poblaciones.Hago patente mi agradecimiento a los comentarios del ingeniero Armando Hopkins Durazo y al futuro Doctor en Historia Miguel Tinker Salas, que dieron un poco más de orden a lo escrito. Igualmente al compañero Julio César Montané Martí por sus observaciones sobre el material gráfico.